Las lectoras de Hermanos Marx

Vuelvo a la plaza, a mi plaza de las golondrinas, con un grupo de madres y profesoras del colegio Hermanos Marx de Zaragoza. Gracias por la invitación. Gracias especialmente a Sandra San Miguel, que contactó conmigo después de unos cuantos años. Compartimos entrenamientos de natación de niñas en Helios y ahora nos reencontramos gracias a la literatura. Leyó ‘El refugio de las golondrinas’, le gustó, se lo recomendó a sus compañeros del grupo de lectura del colegio y nos juntamos ayer para tomar un café muy agradable.

Cada vez que vuelvo a mi plaza es especial. Ayer era una tarde fría de febrero. Caminaba rápido (como suelo ir siempre) hacia mi cita pensando en el paso del tiempo. En cómo había cambiado mi plaza, la plaza de San Felipe, desde que escribí el libro hace unos años. Cómo he cambiado yo. Porque cada día cambiamos, crecemos, aprendemos, desaprendemos, sumamos experiencias.

Quedamos en Doña Hipólita, un café moderno y cálido que no existía cuando escribí el libro. Era una antigua tienda de paños que llevaba años cerrada. Ana Rosa nos contó la historia de la tienda y de otras tiendas de la plaza y del barrio que ella había conocido. Me gustan estas tertulias porque cada uno aporta según sus vivencias, su mirada, su historia. Me gustó la sinceridad de Blanca, que reconoció que al principio no le gustó el libro, que luego se enganchó y que hubiera cambiado el final. También me reencontré con Sonia, con quien había coincidido en las clases posparto de nuestros hijos mayores. Descubrimos que varias compartíamos el gusto por Los Cinco, Benedetti y ‘La historia interminable’. Debatimos sobre la maternidad, siempre surge este tema en las tertulias: cómo los libros y las películas retratan a las madres. Me preguntaron por el proceso de escritura: cuánto se tarda en escribir un libro, cómo surgen las ideas, cómo se crean los personajes, cuánto hay de mí en cada uno de ellos (mucho…). A todas nos hubiera gustado invitar a Rafael a tomar un café con nosotras. ¿Dónde andarán ahora los del banco? ¿A dónde fueron los quiosqueros?

Saboreamos el café, nos paramos en las pequeñas historias y en lo que pasa cuando parece que no pasa nada. Se nos fue el tiempo volando. Y como despedida me pidieron que les recomendara un libro para su grupo de lectura. Pensé en uno que hubieran escogido Rafael y María: ‘La librería’.

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Gracias a Sandra, Sonia, Inés, María Ángeles, Ana, Ana Rosa, Azucena, Noemí, Blanca y Marta.